viernes, 10 de enero de 2014

RENOVEMOS EL BAUTISMO EN NUESTA FAMILIA



Este miércoles pasado el Papa Francisco en su audiencia semanal hablaba sobre la necesidad en los cristianos de tomar más conciencia del propio bautismo.

Celebramos el domingo la solemnidad litúrgica del bautismo de Jesús. Actualizaremos lo que Jesus realizó: mostrarnos la cercanía de Dios.

En la familia sería bueno que en este domingo a nuestros hijos les hablemos del bautismo, de cómo fue su celebración, la fecha, lo que significó. 

El bautismo de cada uno de los de la casa no es algo del pasado, sino que es un hecho actual porque gracias a él podemos tener la presencia de Dios en medio de nosotros.

Va a continuación parte del mensaje de la audiencia que el Papa pronunció: 


"Muchos de nosotros no tienen el mínimo recuerdo de la celebración de este Sacramento y, es obvio, si hemos sido bautizados poco después del nacimiento. Pero yo he hecho esta pregunta dos o tres veces, aquí en la plaza: quién de ustedes conoce la fecha de su Bautismo, levante la mano. ¿Quién la sabe? ¿Eh, pocos, eh? Pocos. Pero es importante, es importante conocer cuál ha sido el día en el que yo he sido sumergido, puesto justamente en aquella corriente de salvación de Jesús. Y me permito darles un consejo. Pero, más que un consejo, una tarea para hoy. Hoy, en casa, busquen, pregunten la fecha del Bautismo y así sabrán cuál ha sido el día tan bello del Bautismo. ¿Lo harán? (La gente responde: ¡sí! ) No siento entusiamo, ¿eh? ¿Lo harán? (La gente grita más fuerte: ¡sí! ) ¡Eh, sí! Porque es conocer una fecha feliz, aquella de nuestro Bautismo. El riesgo de no saberlo es perder la memoria de aquello que el Señor ha hecho en nosotros, la memoria del don que hemos recibido. Entonces terminamos por considerarlo sólo como un evento que ha sucedido en el pasado – y ni siquiera por voluntad nuestra, sino de nuestros padres – por lo tanto no tiene más ninguna incidencia en el presente. Debemos despertar la memoria de nuestro Bautismo: despertar la memoria del Bautismo. Estamos llamados a vivir nuestro Bautismo cada día, como realidad actual en nuestra existencia. Si logramos seguir a Jesús y a quedarnos en la Iglesia, aún con nuestros límites, con nuestras fragilidades y nuestros pecados, es justamente por el Sacramento en el cual nos hemos transformado en nuevas criaturas y hemos sido revestidos de Cristo. Es por la fuerza del Bautismo, de hecho que, liberados del pecado original, somos injertados en la relación de Jesús con Dios Padre; que somos portadores de una esperanza nueva, porque el Bautismo nos da esta esperanza nueva: la esperanza de andar en la via de la salvación, toda la vida. Y a esta esperanza nada y nadie la puede apagar, porque la esperanza no defrauda. Recuerden: es verdad esto. La esperanza del Señor no defrauda nunca. Gracias al Bautismo somos capaces de perdonar y de amar también a quien nos ofende y nos hace mal; logramos reconocer en los últimos y en los pobres el rostro del Señor que nos visita y se hace cercano. Y esto, el Bautismo, nos ayuda a reconocer en el rostro de las personas necesitadas, en los sufrientes, también de nuestro prójimo, el rostro de Jesús. Es gracias a esta fuerza del Bautismo".