viernes, 27 de junio de 2014

Carta desde Moyobamba

El año pasado en el colegio la beca que se realizó en Navidad para ayuda a Moyobamba fue a una niña y a su padre que había tenido un accidente y se tuvo que quedar durante unos meses con unas religiosas: las Hijas de Santa María del Corazón de Jesús. 

Hemos recibido en estos días una carta de las religiosas agradeciendo a toda nuestra comunidad educativa del colegio Virgen de la Caridad esta ayuda.

 Ponemos las fotos de la carta que nos ha llegado: 




 Ahora va la transcripción de la carta para que la podamos leer mejor: 

 "Amado sea en todas partes el Sagrado Corazón. 12 de junio de 2014 

 Muy queridos profesores y alumnos del colegio donde labora vuestra muy apreciada misionera Silvia Montero. 

 No queremos que concluyan el año escolar sin que les lleguen estas líneas de sincero y profundo agradecimiento. 

Esta vez no es Saray la que escribe, sino la comunidad de dieciocho religiosas: Hijas de Santa María del corazón de Jesús. Dios nos ha plantado en Moyobamba y nos está permitiendo ver pequeños milagros como es el caso al que ustedes están ayudando: el hogar de Saray. Digo milagro porque el papá de esta niña y de dos hermanitas más (la tercera ha nacido después del accidente) vive y ya está de conductor de un motocar. Es un trabajo de lo más humilde pero ahí está. 

No recuerdo si les explicamos porqué destinamos la beca a Saray. Ahí va. El papá trabajaba por su cuente , sin autorización, en la confección de pirotecnia. El gobierno regional le había pedido uno y el tiempo no le daba de sí. Decidió trabajar a destajo. En pleno sol, estaba haciéndolo y una chispa reventó la polvora que explotó en su persona sobre todo en cara y manos. Solito se trasladó al hospital No tenían medios para auxiliarle. Debían derivarlo a Lima. 

La familia y su situación laboral no podían asumir los gastos. El pedía una cremita para aliviar sus dolores y la respuesta era: para qué si se va a morir. Nos entregó a su Saray y pidió un sacerdote para confesar. en esta situación extrema estuvo seis días, hasta que por intervención de un médico muy católico, pudo incorporarle a un seguro y llegó a Lima. Estuvo seis meses en curas y operaciones dolorosísimas. Hasta que pudo salir. Una oreja totalmente carbonizada, la vista muy alterada y la cara de impresión. 

Dios ha permitido a través de la ayuda de personas solidarias que viva y esté de nuevo al frente de la familia como cabeza de la misma. Dios les pague su generosa colaboración. 

Les tenemos en nuestras oraciones. Con mucho cariño. Nos despedimos. 

 Hijas de Santa María del Corazón de Jesús."