La
parroquia de Santa María de Illescas ha ofrecido, como todos los años, la
posibilidad de vivir la Semana Santa más cerca de Jesús para adolescente y
jóvenes. Un grupo de 20 jóvenes y adolescentes, algunos de nuestro colegio, nos
atrevimos a vivir unos días apasionantes. Junto a 6 jóvenes de la parroquia del
Viso que fueron acercándose a distintas actividades.
“Haz
latir el corazón del mundo” ha sido el lema que nos ha acompañado para
descubrir que nosotros unidos a Jesús podemos hacer maravillas sorprendentes.
El “Jerusalén” donde nos hemos encontrado con Jesús ha sido el pueblo del Viso de
San Juan. Allí hemos descubierto la presencia amorosa de Jesucristo. Su
hospitalidad y acogida ha sido un acontecimiento y un recuerdo continuo que
somos Iglesia.
Comenzábamos
el jueves santo, el día consagrado al servicio, a la entrega…, con un
testimonio de Lucia Manrique, profesora
de nuestro centro. Dio testimonio de su vida cristiana y también nos habló de
la experiencia que tuvo varios meses en una misión en África. Este encuentro ya
puso las bases para lo que ha supuesto esta Pascua: ¿Quién puede hacer latir el
corazón del mundo? Jesús, vivir como Él. Por eso ese primer día hicimos un acto
de misión en el pueblo con los niños realizando juegos y teniendo un momento de
catequesis explicando lo que estábamos celebrando. En este día dedicado a mirar
a Jesús los distintos actos que tuvimos como la cena judía, la hora santa, la
celebración de la Eucaristía, los turnos de adoración por la noche…, nos
sirvieron para acercarnos al interior de Jesús y comprender en ese día que lo
que cambia el mundo es el Amor, olvido de sí, estar atentos al cumplimiento del
Padre Dios.
“Nadie
me quita la vida, sino que yo la doy libremente”. De esa noche de intimidad con
Jesús nos acercábamos al viernes, día de su entrega libremente. Descubríamos
cómo lo hace Jesús para hacer latir el mundo. Olvidándose de sí mismo y
abriéndose al querer de Dios. Desde las laúdes y el tema que reflexionábamos
sobre la redención: ponerse en lugar de otros. El Vía Crucis, el buzoneo por
las casas y la adoración a la Cruz nos ayudó
a tener presente que hoy llega la Redención de Jesús y necesita de nosotros
para acompañar en el sufrimiento y hacer presente su amor a toda la humanidad.
El
jueves y el viernes en nuestra pascua de jóvenes nos abrió a la esperanza.
Saber que todo viene del Amor. El amor de una Madre y el Amor de un Hijo que
quiere hacerse ante todos hermano. El desierto por los campos del Viso de San
Juan fue la ocasión para sentir la ausencia de un mundo y una vida sin Él…,
decidiéndonos con la Virgen a vivir la Vida grande.
La
Vigilia Pascual la vivimos en la parroquia de Illescas. La comunidad parroquial
celebrábamos una gran verdad: ¡ÉL VIVE!
Muchas
gracias al pueblo y a la parroquia del Viso de San Juan, a su párroco y a las
hermanas. Ha sido un don de Dios vivir allí la Pascua. ¡Dios sea bendito!