En la semana del 5 de febrero la hemos dedicado a concienciarnos sobre la necesidad de compartir. Todos podemos poner nuestro granito de arena. Nuestra ayuda es necesaria. El hambre en el mundo no vamos a erradicarlo, pero sí que vamos a realizar el milagro de cambiar el corazón del hombre, de cambiar nuestro corazón. Por eso es un milagro que durante la semana haya habido tantos donativos, sobres... Que los jóvenes hayan estado inquietos y hayan mostrado sus preocupaciones preguntando a los voluntarios que dieron su testimonio en el colegio. Que los niños hayan hecho oraciones tan bonitas para pedirle a Dios por tantos niños. ¡Todo un milagro!
