sábado, 11 de marzo de 2017

Día del MILAGRO EN ILLESCAS. ¿QUÉ SUCEDIÓ HACE 455 AÑOS?

EL MILAGRO A FRANCISCA DE LA CRUZ


Todos los que vivimos en Illescas es necesario que conozcamos la verdadera historia del milagro ocurrido en  1562. Este prodigio ha dado a nuestro pueblo ocasión de grandes privilegios. Todos estos datos son sacados del proceso del milagro que se conserva en el archivo del santuario de Nuestra Señora de la Caridad. La Virgen de la Caridad intercedió. Conocer la auténtica historia del milagro también a nosotros nos tiene que servir para acrecentar nuestra relación personal con María en Jesús.

VERDADERA HISTORIA DEL MILAGRO DE FRANCISCA DE LA CRUZ POR INTERCESIÓN DE LA VIRGEN DE LA CARIDAD EN ILLESCAS.

1. ¿Quién era Francisca de la Cruz y qué le ocurrió?

Era natural de Valladolid. En el año 1562, cuando sucedió el milagro, tenía diecisiete o dieciocho años. Por lo tanto tuvo que nacer sobre el 1544. Sus padres se llamaban Lorençio Vázquez y Juana de la Cruz. Su padre tenía la profesión de escribano. Mencia López, mujer de Marcos Sánchez, mesonero  de Alcalá, donde estuvo Francisca hospedada, nos cuenta que era de gente de “buena parte”, ya que lo había oído decir de otras personas. Se constata así que Francisca sería una joven que provenía de una clase social media y bien  formada en las costumbres sociales y religiosas.
Su físico es descrito también por distintos testigos. Diego de la Fuente, casero del hospital de Parla y vecino de allí nos dice que era pecosa. Benita de Humbria, criada de Marcos Sánchez, que había sido compañera de trabajo de Francisca, nos cuenta que era moza de buen gesto blanca. Mencia López también nos cuenta que era de cuerpo pequeño, blanca mujer de buen gesto. Por los apelativos de cuerpo pequeño nos da a entender como Francisca era una joven con una salud débil y quebradiza.
La razón por la cual llegó a Alcalá no se logra clarificar en los testimonios. Lo que nos cuenta Francisca de la Cruz, el día del milagro cuando testificó este portento, es que estaba de criada de Isabel Rodríguez, lavandera vecina de Alcalá. Se enfermó del achaque de entrar a lavar en el rio Henares. Posiblemente al sobrevenirle la enfermedad tuvo que ir a casa de Marcos Sánchez, que regentaba uno de los mesones de Alcalá, puesto que la despediría por su enfermedad Isabel Rodríguez. Así lo expone Diego Martínez, letrado, comunica que cuando él estuvo allí de huésped ocurrió que llegó un condestable y le acompañaba su criado con su mujer, ésta dejó un dinero para que la curaran. Pero como no mejoraba y ya era mucho el gasto y la iban a echar de este mesón, decidieron llamarle a él, puesto que era una persona benéfica para que se encargara de buscar un médico que la curara. Así pues la asistió el médico Hernando Díaz en el hospital de Santa María la Rica. Las calenturas bajaron pero aún el tullimiento continuaba. Vuelve otra vez al mesón, pero la invitan a salir de allí, no pueden mantenerla. 
Se dirige por recomendación del dicho doctor, al hospital de Antón Martín o del Amor de Dios en Madrid, donde tienen médicos mejor especializados para curarla. Sale de Alcalá según los testimonios que tenemos a mediados de Enero y está en Madrid mes y medio. Allí ratifican que no tiene solución y la dirigen al hospital de incurables de la Virgen de la Estrella de Toledo. Por eso la peregrinación que hace es Parla, hospital de Sta. María; Getafe, hospital de la Magdalena; Torrejón de Velasco, hospital de s. José y llega a Illescas.

Lucia de Mena, mujer de Diego Ramírez, vecina del hospital de Illescas que vivía en la zona fronteriza de él. Nos da el dato que aquí llegó un once de marzo a las ocho o nueve de la mañana. La hospitalera Juana Rodríguez, mujer de Verdeseca, detalla que cuando llegó, el que la trajo la dejó en el patio para tomar el sol, pero ella no pudo atenderla porque estaba ocupada en la hacienda del hospital. Cuando salió la hospitalera al patio para ver y hablar con Francisca nos cuenta ella misma que “la dicha moza se vino arrastrando hasta donde estaba ella”.
Mientras tanto, Lucia, la vecina, se acercó y fue a verla, estaba la hospitalera regañándola y diciéndole que la causa de su enfermedad era por venir como una bellaca de hospital en hospital”. Pero el que la trajo también estaba presente y la excusó explicando a la hospitalera que ella era huésped y que estaba así por trabajar de lavandera y se tulló en el río. Lucia comenta que en ese momento vio llorar a Francisca y decir “no me abraséis ni queméis que hasta quemada vengo y no se vea hija de madre como yo me veo y la pobre se puso la boca llorando encima de sus rodillas”. Aquí se subraya el estado interno de Francisca cómo se encontraba en esa mañana. Cuáles eran sus sentimientos y hasta qué punto su situación era realmente penosa. 
Al momento de hacer esta confesión, Lucia, nos cuenta que vio como estaba en un poyo puesta y a gatas se dirigía a por una jarra de agua. Una mujer que estaba allí junto a ellos, y no se nos da el nombre, comentó en que mal estado físico se encontraba Francisca.
Esa mañana estuvo en el patio. Y Juana, la hospitalera, comunica como Francisca se quedó al lado de una mujer pobre que también estaría viviendo de caridad y que su estancia en Illescas no sería solo de paso, sino que sería alguien habitual en la casa. Ya que también recomendó a Francisca que se acercara a la imagen de la Virgen del hospital de la Caridad.
Serían a las 12 del mediodía más o menos cuando la hospitalera y la mujer pobre que está en esa mañana con Francisca la animaron para que se acercaran a la capilla de nuestra Señora para encomendarse a Ella.

2. Milagro de Francisca de la Cruz.
Es en ese momento cuando pasó lo siguiente. Nos expresa la dicha hospitalera, que la pusieron en el umbral de la puerta de la capilla junto con la mujer pobre, y fue a gatas. La misma Francisca nos comenta que en ese momento había allí muchos testigos.  Y le abrieron en ese momento las puertas. Una vez situada en el umbral comenzó ella a hacer oración. Nos añade Juana que en ese momento dijo en alto y ella lo escuchó, “Madre de Dios que no he extendido mis piernas desde hace cuatro meses”. Y la hospitalera le animó a que siguiera encomendándose porque le daría mejoría, y ella misma nos dice que en ese momento sintió alivio. Francisca precisa aún más y es muy incisiva en lo que pasó comunicándonos que en ese rato de oración le pidió a la Virgen que “le diese salud o la llevase de esta vida”. La posición en la que estaba era de rodillas. Se cansó de estar así y se sentó. Después le vino un sudor con desmayo. No sabía si la causa de esta sensación era por no haber comido y le pidió a la mujer pobre que se acercará al mayordomo a pedirle algo de comer. En ese momento del desmayo siguió comentando que hacía cuatro meses que no podía andar, pero que iba sintiendo las piernas despegadas. 
Juana sigue narrándonos que le dio un palo a Francisca y que la fueron levantando, ella se iba arrimando por las paredes, hasta que la colocaron en las gradas del altar. Francisca comunicaba que cuanto más cerca estaba, más se le iban aliviando las piernas. La dicha enferma que iba siendo curada testimonia en primera persona que estuvo así cerca de una hora en las gradas del altar ante la imagen de la Virgen. Y después de ese largo rato de oración por segunda vez sintió las piernas totalmente despegadas y que se podía sostener por ellas mismas. 
Salió hasta el umbral de la capilla. Toda la gente que estaría allí en el patio la vieron cómo entró y contemplaron con admiración cómo salió. También escucharían de sus labios gritar vociferando cómo se había producido el milagro de su curación por mediación de la Virgen ante la imagen que estaba en el hospital de la Caridad.
La admiración cundió en toda la población de Illescas, empezarían por todo el pueblo a proclamar este portento de boca en boca. Un claro ejemplo lo tenemos en lo que nos narra Lucia de Mena, vecina del hospital. Que la hospitalera a las 2 del mediodía llegó a su casa diciéndole que Nuestra Señora ha hecho milagros en la moza que había visto anteriormente tullida, y que ya puede andar, y esto hizo que Lucia saliera corriendo de su casa dando gloria a Dios a preguntarle a Francisca sobre lo ocurrido.
Desde entonces hasta hoy este prodigio sigue siendo Buena noticia para que veamos que Dios actúa.

ORATORIO DEL MES DE FEBRERO: LA CASITA DE NAZARET


Durante todo el mes de Febrero hemos estado acercándonos al misterio de la Casita de Nazaret en nuestras reuniones especiales con nuestros niños, adolescentes y jóvenes en el colegio. Todo un milagro de amor. La sagrada Familia nos cuida y sostiene para crecer en verdad, estatura y gracia ante Dios y los hombres.